domingo, 26 de julio de 2009

URGENTE Se solicitan personajes

Se solicitan personajes jóvenes con experiencia en historias de ciencia ficción. Interesados acudir a la dirección electrónica http://cesarleoncienciaficcion.blogspot.com/

¡Al diablo con los escritores!

—¡Hola! —saludó sonriente Enhalus aproximándose a la chica—. ¿Acaso tú también vienes por el anuncio de la fibra?
—Sí —respondió Thalassia mientras daba el último sorbo a su bebida inteligente.
—¿Sabes de qué se trata?, ¿de un cuento, un ensayo o de una novela?
—Supongo que sé tanto como tú —contestó ella, depositando el envase de cartón en uno de los ductos para el reciclaje—. La alerta solo decía: “Se solicitan personajes jóvenes con experiencia en historias de ciencia ficción. Interesados acudir a la dirección electrónica http://cesarleoncienciaficcion.blogspot.com/
—¿y cuánto tiempo llevas aquí esperando? —Interrogó el joven, mientras observaba la hermosa cabellera de la chica.
—Estoy aquí desde ayer, hasta pensé que me había equivocado de dirección pero ya la confirmé y sí es aquí.
—¿Y nadie más ha llegado? Porque aquí no hay nadie aparte de nosotros —refunfuño Enhalus, mientras escaneaba con la mirada el tornado cuerpo de Thalassia.
—Nadie más, pero que bueno que llegaste porque ya me estaba sintiendo muy sola. —sonrió la joven, acercando su cuerpo junto al de él…
Fue hasta que despuntaron los primeros haces de luz, que Enhalus y Thalassia advirtieron que llevaban más de diez horas conversando. Para entonces ya se habían contado sus respectivas historias. Intercambiado confidencias: sobre su niñez, su vida familiar y sobre temas de amor y desamor. De pronto sin más, se dieron un beso y otro y sus cuerpos se fundieron en un abrazo.
El escritor de ciencia ficción nunca llegó a la cita. Los personajes lo esperaron durante horas hasta que se hartaron.
Antes de perderse en la autopista de datos multimedia con rumbo a uno de los moteles de Virtual Polis, aquel par de clones sintéticos, despojándose de sus ropas de artificio y ya de espaldas a un monitor que en esos momentos se encendía, gritaron: —¡Al diablo con los escritores!, nosotros nos vamos, ¿qué hacemos aquí?